
El pobre de Mercedes, mi jardinero, se levanta desde que sale el sol, tempranito, junto con el mismo astro rey.
Desde que lo conozco, harán 30 años o más, me ha arreglado el jardín de las bugambilias, es decir, el jardín de mi casa, ese patiezon que de jardín tiene lo que yo tengo de chino. Bueno, en ese jardín lo que mas hay son árboles frutales, ya que tengo una Lichi, un cocotero, seis mangos, de los cuales 3 son regionales por mas que les digan corrientes, y los otros tres son de variedades dizque finas como la haden, la haden, y la haden, que, como las mujeres cuando paren, hay veces que dan buena fruta pero hay otras que no dan ni moderes. Bueno este año fue el acabose con estas variedades finas, porque dieron unos pinchurrientos manguitos que ni pa’l arranque van a servir. A mis nietos que tanto les gustan los mangos voy a tener que ir a comprárselos con el “manguito” ese de la Rosales, que los da bien ba

Bueno, pero este rodeo estuvo ya muy largo, porque les decía de mi jardinero el mentado Cuate que se llama Mercedes. No tiene nada de Mercedes Benz ni cosa por el estilo, no. Simplemente como ya les decía arriba, este Cuate le pusieron sus papitos el nombre de vieja, pero no tiene nada de mujer. El mentado Cuate no sabe leer ni escribir, es materialmente un ignorante como los que hay muchos en este país de mierda. Eso si, de mierda, con “eme” mayúscula.
Con toda su ignorancia, estaba haciendo el jardín allá en la colonia de los ricos venidos a menos, la Chapules, pa’que entiendan, y por el boulevard Anaya. Utiliza para su trabajo una camionetita de esas que les han dado en llamar chocolates, y obvio, la dejó estacionada por esa avenida, pero, por su misma prisa o dedicación o por lo que gusten y manden, la dejo con los cristales abiertos porque ni pa’ vidrios tiene, y para colmo, con las llaves en el prendedor de la misma.

Llego cauteloso uno de esos que siempre cumplen con su deber, vestido de azul, policía para que se entienda, y le pareció sospechosa la mentada camioneta chocolate, que a la hora que sucedió, a las dos de la tarde, ya la tenia el Cuate llena de basura del jardín que estaba haciendo. Porque han de saber ustedes que el Cuate hace el jardín e incluye en este trabajo la sacada de la basura, por lo que llena la camionetita de media tonelada, de basura de jardín, que es ramas, pasto, yerbas secas, etc., llego este policía y le pareció sospechoso que la camioneta estuviera ABIERTA, hágame el cabrón favor y con las LLAVES PUESTAS en el arrancador del auto. Raudo y veloz, llamo a la grúa de transito para que se la llevara, por si las moscas.
El Cuate sale al terminar de arreglar el mentado jardín y OH, sorpresa, le habían “desaparecido” su camionetita. Pega el grito en el cielo, y piensa que se la robaron. Pues como no, si la había dejado con las llaves prendidas y las ventanas abiertas, pues era una tentación para los ladrones de carros. Nunca pensó que un policía “celoso de su deber”, la iba a levantar por simular ser sospechosa de quien sabe que tipo de delito.
Todo triste y pensando como la iba a hacer, el Cuate se regresa a su casa a pie y les dice a sus hijos del suceso. Estos rápidamente, toman su camionetita chocolate igual que tienen e inician la búsqueda de la camionetita del papá. Allá como a la media noche, la encuentran en la pensión del honorable Ayuntamiento de bueyes, que es a donde el policía celoso de su deber, la envió a disposición de la “autoridá”.
Uf, el Cuate pudo respirar y al día siguiente recomendado por alguien, se presenta en la agencia del ministerio publico, a levantar un acta POR ROBO, no vaya a ser el no te entumas.
Cuando me lo encuentro me platica de esta penuria y me dice que va a ir a la mentada pensión, para averiguar que ocupa para recuperar la camionetita que es su instrumento VITAL para su trabajo de jardinero, del que vive honestamente desde hace mas de 40 años. Es lo único que sabe hacer. No sabe ni VOTAR por nadie, así que no tiene la culpa de tanto ignorante que hay, más que él, y que en el afán de quien sabe que celoso deber, y sin ninguna averiguación previa, le hicieron perder tres días de su trabajo, por las vueltas que tuvo que hacer. Y a parte, pagar la pensión por los días que se la guardaron cuidadosamente en esa pensión. Porque es muy de-cente, sin que desgraciadamente sea de-centavos, el Cuate debería haberles, por lo menos, mentado la madre a esos guardianes celosos de su deber, por tres razones: por su ignorancia, por haberle quitado su instrumento de trabajo y por haberle echado a perder tres días de su trabajo sin goce de sueldo.
“Cuate, le pregunto, les echaste de la madre?” No, licenciado, me contesta con la humildad que siempre ha tenido.
Una aclaración: si no fuera por mi mujer y las cuotas de agua que pagamos por ese jardín, además de las trasquiladas que le da el Cuate, ya mi jardín de los encantos, se hubiera secado. Tan,tan