miércoles, 11 de marzo de 2009

la "Guerra" se va ganando..

Ahora si, compas, agárrense que ahí viene el Diablo. Y si, que nos agarre confesados. Porque con tanto despliegue de militares, parece que estamos viendo una demostración de fuerzas para decir que el estado mexicano es mas “membrudo” que los narcos. Lo dijo el general en jefe: “El estado mexicano no esta vencido; y si es necesario mas militares, los traemos”. Y si, efectivamente, ya lo han demostrado en el uso de la fuerza militar combatiendo a las del narco, sobre todo a los sicarios, quienes asustados han de haber dicho, al ver la tropa desfilando: “ahora si, cabrones, vámonos porque nos lleva gestas, y mas vale que diosito nos agarre confesados.”
En muchas calles de nuestra bella ciudad capital, sobre todo en las colonias bien, como la Chapule, las Quintas, muchas casas de esas colonias han quedado empobrecidas, solas. En días anteriores se podían observar a compas que estaban esperando parece ser, una instrucción de pelar gallo y de hacerle frente al militar. Ya les llegó la hora, dicen.
Y no es para menos. Fíjese usted que llegaron mas de 1,500 soldados, para agregarse a los de la tropa que ya estaban acá, que eran alrededor de 2,300, así que súmenle y verán que es una tropa bastante grande de mas de 3,800 efectivos. Allá en Irak, donde Bush ha mandado a sus tropas a vencer al enemigo, suman mas de 300, si pero trescientos miles. Y esos si, armados hasta los dientes. Usted cree, si 300 mil no logran vencer al diablo iraqui, nosotros, con casi 3mil iremos a vencer al diablo narco?
Bueno, guardando las proporciones y los fines, unos combaten al comunismo y AlQaeda y estos de acá a los narcotes que tenemos y que verdaderamente se han asentado en nuestras ciudades, van de lado a lado, de oriente a poniente, de norte a sur, sin que nadie les diga algo. Los vemos en esos carros- tototes últimos modelo, lujosos, que pasan volando sin importarles ni los semáforos. Si alguno pobre tránsito los llega a parar para pedirles la licencia o para pedirles que sean respetuosos estos pelafustanes contestan con algún improperio. Recuerdo que hace algunos varios años, formamos con un grupo de amigos entre ellos Jorge Ugalde de grato recuerdo, un batallón de vialidad preventiva. Creo que fue en los viejos 20-30’s. Bueno, el caso es que hacíamos nuestra labor en los principales cruceros de la ciudad, enseñando tanto a automovilistas como peatones como conducirse en estas vías del señor. En una ocasión me toco pedir la licencia a un compa, y este me contesto: Mire jovencito –aclaro que en aquel entonces si estaba bien chaval- la licencia que traigo es esta” y me mostró un rifle no de esos de ahora, AK47 pero si uno moscardón que seguramente disparaba balas.
En ese entonces batallábamos mucho, porque había personas que en estado etílico, las llevábamos a sus casas y les levantábamos infracciones, que luego les condonaba la autoridad porque eran “cuates” o amigos de los jefes. Lo mismo que pasa hoy en día.
Las cosas no son parejas. Ni chipotudas. Y siendo el piso tan plano, porque tanto brinco, puesn.
Eso si. La gente, al oír el ruido de los motorizados y ver a tanto militar montado en ellos, quedo atónita, en silencio, como quien ve pasar un cortejo. El cortejo de los mudos, de los agachados, de los que siendo mexicanos ven como se ha perdido el estado de derecho. Nadie les aplaudió. Nadie les gritó vítores. Ni siquiera les dieron la bienvenida.
Y es que se ha perdido la capacidad de asombro. Ha prevalecido la indolencia de todos. Unos que han salido gananciosos –aquellos que se han beneficiado con las actividades y el dinero del narco- y otros, los más, que solo han adquirido papel contemplativo están esperando que una bala perdida los vaya a tocar.
Por eso, mas vale estar confesados.
Bueno, ahora después del arribo de mas tropas nos hemos dado cuenta que las fuerzas armadas no sirven para detener el Narco. Hace dias hubo una balacera en pleno centro de la ciudad, por la avenida Obregón a la altura del MZ, donde se echaron a nueve. Si nueve cabrones, entre ellos varios civiles que iban cruzando por ahí. Entre los que se echaron iban dos ministeriales. Bueno, la cuenta ya rebazo los 100. Parece que en lo que fue del año 2008, llegaron a mas de 2000. Que bárbaros, gente. Bestias. Salvajes.

tu cruz, tu destino..






Cuando Alicia escribió este relato, lo hizo pensando en las muchas mujeres que así se sienten. Desoladas por el destino y amargadas por la infelicidad que les ha producido una vida que vana de esperanzas, se lleno de desolación. Y sin embargo, hay que continuar con ella, como la cruz del cristo que sin importar el peso del castigo, la cargó y llevó consigo por todo su peregrinar martirizado hasta que fue crucificado.

Me he casado con un hombre al que apodaba “Descuartizador de aguacates”. Ya comprenderán que mi matrimonio es un fracaso. Cuando conocí a mi marido, yo tenía dieciocho años. Por entonces, estaba convencida de que el día mas hermoso en la vida de una muchacha, era el día de su boda y cada vez que veía a una novia, me ponía a moquear.
De emoción, como tonta.
Ahora que los años han pasado y que tengo más de cuarenta, no me divorcio porque me da miedo vivir sola. Mi madre también me decía: “Tú escogiste esto, es tu Cruz, es tu Destino”. Así que suponía que mi inseguridad era culpa de ella y también mi falta de valor.
El es un hombre normal, como todos, es decir, me pega solo cuando hay motivo, a veces se gasta todo nuestro sueldo en el juego o con los amigos, pero eso solo sucede una vez al mes.
Viene de la oficina por las tardes y se tumba en el sofá, delante de la tele. Yo también vengo de mi oficina, pero llego a casa dos horas más tarde que él y cargada como una mula, con las bolsas del super. Que me ayudes, le digo. Ahora voy, me responde. Nunca dice no, directamente, pero termino de subir todas las bolsas y el no ha meneado aun el culo del asiento.
Voy a la sala, le grito, le insulto, manoteo en el aire y me rompo una uña. Y el, ni se inmuta. Entonces, me siento en una silla de la cocina y me pongo a llorar.
Al rato, aparece el en calcetines ¿Qué hay de cena?, pregunta con su voz de inocente. Hago acopio de aire para soltarle una parrafada venenosa, pero el me intercepta con una habilidad nacida de años de practica.
“Ya sé.. te voy a preparar una ensalada que te vas a chupar los dedos”, exclama con su cara de no rompeplatos. “Esa ensalada de aguacates y nueces y manzana que tanto te gusta”.
Así que me amanso un poco porque soy idiota y aunque refunfuñando le ayudo a sacar los platos, la fruta, los cuchillos y le atoa la espalda mi delantal, mientras el mantiene los brazos como si fuera un cirujano a punto de realizar una operación magistral a corazón abierto.
Entonces empieza a pelar los aguacates y yo por hacer algo, lavo, corto la lechuga, pico cebolla, parto nueces, convierto dos manzanas en pequeños cubos. Lo miro por el rabo de los ojos y el sigue pelando los aguacates, de modo que saco unas papas, las pelo, las lavo, las corto finitas, que es como el exige que sean. Saco la sartén, echo un poco de aceite, enciendo el fuego, frió primero las papas bien doraditas y luego también un par de huevos. El aceite chisporrotea y salta y como no tengo puesto mi delantal, me mancho de grasa la pechera de la blusa. Lo miro: el continua manipulando amorosamente su aguacate, tan torpe, tan lento, tan inútil que mas que cortar el fruto se diría que esta haciendo una meticulosa autopsia. “No sirves para nada”, le gruño y el me mira con cara de dignidad ofendida. “Y encima no me mires así”, chillo enojada. El frunce el ceño se quita el delantal con lentitud, después se va a la sala y se deja caer en el sofá, frente al televisor, mientras se chupa los dedos tratando de quitarse la verde carne que los aguacates han dejado.
Yo se que ahora pondré la mesa, como todas las noches, cenaremos sin dirigirnos palabra alguna. Lo mas terrible es que nuestro fracaso como pareja además de los problemas que tenemos una vez por mes los problemas domésticos son sórdidos conflictos también. Y no es que me importe mucho hacerme siempre cargo de las labores de la casa, no me gustan pero si hay que hacerlos, pues se hacen. No, lo que me amarga la vida es su presencia, porque me encantaba cocinar para mi hija, aunque por desgracia viene muy poco a vernos, pero servirle a el, me desespera. ¿Será que lo odio?
Hay momentos que no soporto ni su manera de abrir el periódico; estira los brazos, sacude el diario delante de si, antes de darle la vuelta a la hoja, como quien orea una pieza de tela.
Hace muchos años, ya que sino es para discutir, apenas hablamos.
No fue siempre así. Al principio todo era distinto. El estudiaba dibujo lineal por las noches y soñaba con hacerse arquitecto. Quería ser algo más. Es más llegue a pensar que el era alguien, pero nunca se atrevió a dejar su antigua vida. No se cuando perdí la confianza, pero me decepcionó hace ya mucho.
No era más listo ni más trabajador, ni más capaz que yo. Tampoco era fuerte, me refiero a más adentro, por ejemplo, no me sirvió de nada cuando creíamos que nuestra hija tenía meningitis. El miedo lo dominó y yo para poder estar enamorada necesito admirar al que ha de ser mi hombre.
Me ha decepcionado, le he dicho muchas veces y el se queda callado. Después me grita, maldice y luego se pone a orear el periódico.
Claro que quizás yo también he cambiado. Antes la vida me parecía llena de aventuras y por las noches mientras dormía, la cabeza se me llenaba de imágenes felices; mi pequeña hija, mi padre que tanto me quería y me sentía completa con su cariño. Eran estampas quietas, como las de los álbumes de cromo de mi infancia. Después deje de pensar en ellas porque siempre estaba tan cansada y esas cosas me dolían, así que me dormía nada más al acostarme.
Se me pasó la juventud.
Llega el día en el que te despiertas y te dices: así que en esto consistía la vida..Poca cosa.
Le he engañado en una ocasión con un compañero de trabajo. Fue un desastre. Yo buscaba amor, ese amor que puede llenar los días, las horas de soledad, de infelicidad, pero me equivoqué ya que sólo me buscaba a mí para eso, para pasar un rato. Además era casado. Me sentí ridícula y muy mal.
Entre uno y otro, entre esas cosas y todas las demás se me agrio el carácter. Yo de joven era alegre. Todos me decían que les encantaba mi vitalidad. Me llamaban “cascabelito”. Ahora que lo pienso, quizá para él yo también haya sido una decepción. Últimamente no hago otra cosa que gruñir, protestar y estar de un humor de los diablos todo el día.
A veces sin embargo, me despierto de madrugada sin saber donde estoy. Me rodea la oscuridad. Me acosa el vértigo, me encuentro sola en mi soledad, indefensa en la inmensidad de un mundo hostil.
Entonces mi brazo tropieza con su espalda y el rítmico sonido de su respiración y los ronquidos conocidos a mis oídos me invaden y me devuelven a la realidad. El esta durmiendo a mi lado, poco a poco, las tinieblas dejan de ser tinieblas y la habitación comienza a reconstruirse a mi alrededor. La mesita, el despertador, la pared del fondo, la blusa manchada que me quite anoche y que descansa sobre la silla.
La monotonía triunfa una vez más sobre el vacío. ¿Cuándo tendré fuerzas para romper ese muro? Me abrazo a mi almohada como cada noche, sus piro y contemplo como el alba pone linea de luz sobre el techo de las casas vecinas.
Entonces es cuando me digo:
“Es mi destino, es mi cruz…” ni modo.
(relato de mi hermanita, ALICIA MILLAN MORALES, que aparte de pintora, es escritora de las buenas)


El frances y mi amigo el Pollero.

Que buena suerte la de los familiares del francés científico asesinado cuando se negó a entregar el maletín donde llevaba los eurodólares que acababa de cambiar en el aeropuerto de la ciudad de México, donde los asaltantes lo habían detectado y perseguido hasta darle alcance y matarlo. “Eche el maletin” , -cosa que seguramente no entendió porque era francés- le dijo el asaltante. “Échalo cabrón, o te mato”, le repitió. Y lo mató, sacó una pistola escuadra de esas que zurran a cualquiera, y le disparó una bala en la mera frente que le atravesó el cráneo de lado a lado. Lo llevaron rápidamente a un sanatorio -el Balbuelna, creo- y de ahí lo trasladaron al Español, donde con mas categoría pero no mas suerte, lo atendieron hasta que murió.
La pregunta aquí es cuantos asesinos son apresados después de cometer crímenes tan innecesarios como el que nos ocupa. Como aquel de mi amigo el pollero, que tenia su negocio por la carretera a Sanalona y que un día de esos de dios, malo para el, llegaron dos jovenzuelos pelafustanes y sin decir mas, le exigieron que les diera la lana producto de la venta de ese día, que no serian mas allá de dos mil pesos, de esos súper devaluados, y que el pollero se negó a dárselos. “Me das la lana o te mato cabrón” , le dijo el matón. El pollero ha de haber pensado “porque le voy a dar la lana a este cabrón si me he doblado el lomo de sol a sol, para abrir mi negocito de pollos que me ha costado muchísimo trabajo por los años que llevo y que al fin se esta acreditando poco a poco y que ahí la llevo con todas las vicisitudes de un negocio de este tipo y donde no puedo tener aire acondicionado para minimizar el calor de estos lugares sobre todo porque trabajo en las meras brazas, ardiendo, porque así tiene que estar para hacer estos pollos estilo culichis que tanto éxito y gusto tienen entre mis paisanos y mis clientes” . Seguramente todo eso pensó el Pollero, pero el asesino, un imberbe de apenas 15 o 16 años que seguramente ha de ser un drogadicto mal parido, le valió pura roña y a mansalva, sin decir agua va, le soltó el disparo en el mero pecho, cerquita del corazón que al rozar la bala le estalló y lo dejó muerto en un instante. No hubo ambulancias, no hubo arribo de policías especiales como en el caso del francés, pero el final fue el mismo: A los dos los mataron porque no quisieron dar la lana que llevaban.
Todos los días se sabe de este tipo de asesinatos y para desventaja de mi amigo el Pollero, el suyo no fue un asesinato de primera plana ni tampoco de despliegue informativo en las televisoras a red nacional, ni tampoco de comentarios de periodistas afamados en la prensa nacional. No, mi amigo el Pollero que era de lo mas serio que usted se pueda imaginar, chambiador hasta decir basta, ejemplo de padre de familia, tesonero, probablemente comparado con el francés, hasta ignorante porque no era científico. Eso si, hacia unos pollos que hasta se chupaba uno los dedos de lo rico que los preparaba. Le echaba una salsa secreta que los hacia mas deleitables al paladar. Y los acompañaba de unas salsa colorada que completaba el cuadro de la ricura. Eso, a lo mejor tenia algo de científico. Lo que demuestra que en este país, puede haber dos tipos de muertes iguales por asesinato al negarse a entregar la lana que tanto esfuerzo le cuesta al que matan: el de los ricos y el de los pobres. En el fondo son iguales, porque al fin y al cabo quien los comete queda igual de desconocido. Nunca lo logran aprender y si los aprenden, a lo mejor son chivos expiatorios venidos a menos.
Mi amigo el Pollero se llamaba Jose Mario Medina y tenia 46 años. Hoy por la mañana que pase a su negocio, su hermana me indico que nada se habia hecho en las investigaciones. Que todo seguia igual. Nadie sabia quien habia asesinado a mi amigo el Pollero. Dejo a su mujer y varios hijos huerfanos de padre.
Aqui anexo la nota y fotos publicados por el Debate el 5 de octubre del año pasado. Es decir, 4 meses despues del asesinato.
¿Porque aca no se ha continuado con la investigacion y en el caso del frances ya hasta se aprendio a los asesinos?. ¿Acaso se necesita mayor enfasis en las publicaciones de los asesinatos?.
Este articulito se lo envie a Guadalupe Loaeza, quien amablemente me contestó, diciendo: NO IMPORTA SI SE ES RICO O POBRE, ESTUDIANTE O MAESTRO, JOVEN O VIEJO...
SON MUERTES QUE NOS LASTIMAN MUCHISIMO.
Quiero decirles finalmente, que hasta esta fecha (marzo 11 del 2009, nada se ha logrado investigar. Los asesinos andan sueltos, como muchos delincuentes, siendo este el problema más serio de este país: mientras exista esa falta de aplicación de la ley, habrá impunidad. ¿Estamos?. Deje su comentario, porfa.